GENERANDO AUTONOMÍA EN LOS NIÑOS DE PRIMERA INFANCIA

GENERANDO AUTONOMÍA EN LOS NIÑOS DE PRIMERA INFANCIA

Por: MISS MARTHA VIDAURRAZAGA

Lo que los padres y las madres ofrecen a los hijos, desde la más sutil de las miradas hasta las cosquillas más alocadas, o desde el juego más divertido a la conversación más profunda, influye en cómo se construye y se reconstruye su cerebro, en cómo va a ser su mente. Sin embargo, ¿cuándo empezamos a influir sobre el cerebro de los niños? ¿Cuándo empiezan a tener uso de razón? ¿O tal vez antes, durante las semanas finales de la gestación? Sea como fuere, esta influencia no sólo contribuye a establecer su presente, sino muy especialmente su futuro.

La autonomía se puede definir como la capacidad que se posee para realizar actividades sin ayuda de los demás. En los niños y niñas de infantil es muy importante fomentar y potenciar el desarrollo y adquisición de la misma, por las siguientes razones:

Aumenta la autoestima.

Desarrolla la responsabilidad.

3. Fomentamos el desarrollo de la capacidad de aprender a aprender.

4. Están más predispuestos/as para afrontar nuevos aprendizajes.

5. Eliminan el miedo.

El desarrollo de la autonomía personal es un objetivo prioritario en la educación de un niño. Un niño autónomo es aquel que es capaz de realizar por sí mismo aquellas tareas y actividades propias de los niños de su edad y de su entorno socio cultural.

Un niño poco autónomo es un niño dependiente, que requiere ayuda continua, con poca iniciativa, de alguna manera sobre protegido. Los niños con pocos hábitos de autonomía, generalmente presentan problemas de aprendizaje y de relación con los demás. De ahí la importancia de su desarrollo: normalmente cuando progresan en este aspecto, también lo hacen en su aprendizaje y relación con los demás.

Adquirir el control del propio cuerpo es un proceso progresivo y complejo, que evoluciona desde los primeros actos reflejos e involuntarios del bebé, hasta la capacidad total para realizar las actividades de forma autónoma. Esta evolución, en la que el niño pasa de la dependencia de los adultos a la autonomía, no se desarrolla de igual manera en los niños, sino que depende del ritmo de madurez de cada uno.

Desde la escuela también se ha de potenciar el desarrollo y adquisición de la autonomía, ya que con ello aumentamos su autoestima, desarrollamos la responsabilidad de los pequeños, fomentamos el desarrollo de la capacidad de aprender a aprender, los predisponemos para afrontar nuevos aprendizajes, etc… en resumen se podría decir que los ayudamos a hacerse mayores.

El mantener un adecuado nivel de autonomía es fundamental para el desarrollo de la autoestima y, consecuentemente, para la integración social del niño. Es importante recordar que nuestro objetivo como educadores debe ser educar niños capaces de desenvolverse por sí mismos de acuerdo a unas normas y valores que les sirvan de referente en sus interacciones sociales.

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